Una marca fundada en la pasión y el compromiso con la calidad y autenticidad del té. También es parte de una filosofía que mira más allá del comercio y concibe los negocios como una cuestión de servicio humanitario.
El té es un regalo de la naturaleza al Hombre, un brebaje que sana, protege y refresca. También es infinito en variedad, cambiando sutilmente con la natural alquimia del sol, vientos, lluvia y la naturaleza. Una variedad que es tanto un desafío como una deliciosa recompensa.
El té nos brinda un deseo y nos exige el conocimiento necesario para comprender y seleccionar solo el mejor, y ese conocimiento es porque sentimos una inmensa pasión y devoción por el té.
Merrill J. Fernando, declaró su compromiso con el té cuando en los años 50’ encomendó su vida a este pequeño árbol de hojas parennes, anchas, simple y resinosas. Cuatro décadas más tarde se le unieron sus dos hijos, Dilhan y Malik en donde cuyos nombres los fusionó y bautizó su Té Dilmah, quienes comparten su pasión hasta el día de hoy. Cerca de 60 años después, Merrill y sus hijos han acumulado el conocimiento necesario para cultivar el té, envasarlo y ofrecer a los consumidores de todo el mundo solo la mejor selección de té. Su amor por este exquisito brebaje claramente trasciende las generaciones, puesto que los hijos e hijas de Dilhan y Malik ya están aprendiendo y preparándose para cuando asuman la responsabilidad del pacto hecho por Merrill, cuando en los 50’ declaró que dedicaría su vida en devolver la calidad al té éticamente.
La Familia Fernando ha construido su negocio en torno a su amor por el té; hoy Dilmah es la única compañía integrada verticalmente con sus propios jardines en los mejores terrenos de Ceylán y las instalaciones de impresión, etiquetado, empaques e inversiones en cada uno de los segmentos de la industria.
Como suele decir Merrill, “mi familia se encarga de su té, desde el vivero hasta su taza”.
Cada paquete de Té Dilmah porta la garantía personal de Merrill, reflejando su más sincero compromiso con su té.
En la época en que Merrill visualizó su sueño de algún día ofrecer a los consumidores el mejor té de Ceylán, recogido, envasado y embarcado directamente en su origen, el té era controlado por un puñado de grandes marcas que hacían exactamente lo contrario. Impelidos por un inacabable deseo de maximizar sus ganancias y recuperar su inversión comprando las compañías familiares, abarataban costos. El más perjudicado fue justamente el té y su calidad.
En 1988, Merrill fue pionero en implementar tres importantes iniciativas que se han transformado en el sello de Dilmah. Mientras la comoditización del té por parte de las grandes compañías continúa, el té Dilmah de Merrill se distingue por ser un té sumamente tradicional desde su origen único hasta el empaquetado.
Algo muy importante, puesto que el té tradicional, hecho en el estilo ‘ortodoxo’ un proceso que comienza con la recolección de las hojas a mano y sigue con el marchitado, enrollado, oxidación y el horneado replica una técnica perfeccionada durante siglos. La alternativa es CTC, un método relativamente reciente diseñado para ofrecer una taza ligera y que en el proceso sacrifica todo aquello que hace del té algo tan especial. Merrill lo describe como ‘un té sin alma’.
El té de origen es único, no se mezcla, es importante, porque una de las características más deseables en un té es el terroir, el sabor de la tierra. El terroir es el que hace que el té que crece en la región de Uva en cierta época del año, posea ese sabor único, ese sello que es producto de fenómenos climáticos también únicos. Es lo que da a cada valle, cada región y cada país la identidad única de su té. La opción de menor costo es comprar el té donde quiera que sea barato, puesto que los valores varían considerablemente y mezclarlo para producir una ‘mezcla de multi-origen’. Eso podría funcionar para el café, pero ciertamente no para el té.
Dilmah es fresco, ya que es la frescura la que garantiza una taza rica y satisfactoria, plena en saludables antioxidantes.
Es destacable que Merrill haya fundado Dilmah en simples valores familiares. Él comprendió como su madre solía decirle que si tenía éxito, era su deber compartir los beneficios de dicho éxito con sus trabajadores y con los menos privilegiados en la comunidad. Está puesto en el corazón de Dilmah, el compromiso de hacer de los negocios una cuestión de servicio humanitario.
Los ingresos provenientes de las ventas globales de Dilmah son la base del trabajo de MJF Charitable Foundation en Sri Lanka y en el exterior.
El servicio a la comunidad comenzó con un modesto staff de 18 personas, en los tiempos en que exportaba té a granel. Con el lanzamiento de Dilmah y su evolución hacia una marca internacional, también ha crecido proporcionalmente la obligación de servir. Eventualmente MJF Charitable Foundation se formó para poder manejar la creciente escala de la asistencia humanitaria y en paralelo, el compromiso de trabajar con miras a la sustentabilidad medioambiental se materializó con Dilmah Conservation.
MJF Charitable Foundation mejora la vida de más de 10 mil personas cada año, a través de más de 100 proyectos humanitarios.